EL PROBLEMA DEL TRATAMIENTO DE LA CORRUPCIÓN, CARA A LA
OPINIÓN
PÚBLICA, NACE EN EL DESAJUSTE DE TIEMPOS ENTRE EL PRECOZ JUICIO
MEDIÁTICO, Y ELREALIZADO POR LA JUSTICIA, CASI SIEMPRE MUY TARDÍO
PÚBLICA, NACE EN EL DESAJUSTE DE TIEMPOS ENTRE EL PRECOZ JUICIO
MEDIÁTICO, Y ELREALIZADO POR LA JUSTICIA, CASI SIEMPRE MUY TARDÍO
El pasado sábado noche tomaba una
caña con un gran amigo. Nuestra amistad es fuerte, no cabe la menor duda, ya
que si buscáramos argumentos para romperla no nos haría falta indagar mucho.
Nuestras ideologías no pueden ser más opuestas: mientras que yo defiendo la libertad,
él aboga por la democracia. Y en plena discusión cada uno exageraba más los
planteamientos del otro en aras de ridiculizar nuestras ideas mediante una
demagogia alcoholizada. Tras muchas voces, algún puñetazo sobre la
mesa y varios brindis llegamos a la conclusión de que ‘in medio, virtus’ (la virtud está en el término medio) y que lo
realmente complicado reside en la configuración de esa vara de medir justa para
cada persona.
Y con esta bofetada de sinceridad
llegamos a una bofetada de realidad: la corrupción que asola nuestro país. Hablé
ya de este gran problema en mi última entrada, pero es un tema que no puede ser
aplazado por más tiempo. Tras la semana del caso PP (Panama Papers, que nadie se alarme) la noticia del lunes fue la detención de
Mario Conde, rostro de todo dentro de la sociedad española. No dejan de
germinar focos de corrupción y debemos ya dar con ese medidor de justicia claro
que identifique de una vez por todas cuáles deben ser los procesos adecuados
para evitar todos estos escándalos. Debemos recordar que el problema del tratamiento de este fenómeno, cara a la opinión pública, nace en el desajuste de tiempos entre el precoz juicio mediático, y el realizado por la Justicia, casi siempre muy tardío.
No te pierdas la entrevista que Risto Mejide le hizo al ex-banquero
Cualquier plan anticorrupción debe pasar por la mejora urgente de los mecanismos de vigilancia, transparencia y rendición de cuentas para combatir esta lacra entre los cargos públicos. En la democracia representativa en la que vivimos nuestros políticos deben ser responsable con sus votantes y deben saber que en un sistema como este no se pasa ni una. Cierto es que en la anterior legislatura se ha reformado el marco penal aplicable a delitos de corrupción (prevaricación, cohecho, tráfico de influencias…) pero no es más que el inicio de la senda a seguir.
Por otro lado, en pleno siglo XXI
se debe apostar por una estrategia a nivel nacional que refleje la realidad de la
sociedad de hoy y las demandas de ciudadanos y profesionales de la justicia.
Todo ello con un reajuste de la administración de la justicia agilizando y
asegurando su rápida ejecución de las resoluciones. Son sorprendentes las declaraciones
de Francisco Gutiérrez, magistrado de la Audiencia Provincial de Sevilla, quien
defiende que “la creación entre 2004 y 2013 de las plazas de jueces y fiscales en
las CC.AA no obedeció a criterios objetivos relacionados con la carga de
trabajo”.
A su vez, es necesaria la implantación de una serie de
medidas comunes a todos los planes de transparencia y regeneración democrática
de los partidos políticos: prohibir las condonaciones de deuda de
entidades a partidos; limitar subvenciones a los partidos; obligar a rendir cuentas ante el Tribunal de Cuentas; tener una financiación ligada a la variación
anual del gasto de los PGE; disminuir un 20% los gastos electorales; pertenencia
al partido incompatible con la corrupción; etc. No obstante, como liberal que
soy, confío en que debe ser cada institución la que decida su nivel de
exigencia interna a la hora de tratar asuntos propios. En lenguaje informal, que
cada uno haga lo que quiera en su casa.
No querría dejar de alabar aquí
el complicado trabajo que desempeñan los medios de comunicación a la hora de sacar a
la luz todos estos casos. El papel que han jugado algunos periodicos españoles como
El País con la difusión de los Wikileaks,
El Mundo con los
papeles de Bárcenas o ABC con el caso de los
eres de Andalucía ha sido clave, y los españoles estamos en deuda con ellos
por todo su trabajo. La Sexta y El Confidencial han demostrado recientemente su valía contando
a los españoles qué ha estado ocurriendo en Panamá en los
últimos años.
Julio Wais
No hay comentarios:
Publicar un comentario