NO
POR MÁS CAZAR NOS VAMOS A QUEDAR SIN ANIMALES; TODO ESTÁ BIEN
REGULADO Y SANCIONADO PARA AQUELLOS QUE SE SALTAN LAS NORMAS
REGULADO Y SANCIONADO PARA AQUELLOS QUE SE SALTAN LAS NORMAS
Si por algo se
caracterizan los tiempos que corren, es por la “revolución verde” que nos ha
tocado vivir. Un el auge verde y ecologista del que todo el mundo quiere
participar. Como ya hemos hablado en otros artículos, últimamente la gente se
preocupa más por lo que come (de dónde viene, si es ecológico o incluso si está
modificado genéticamente), por el bienestar animal (si sufren, son maltratados,
etc.) y como no podía ser menos por sus derechos.
La caza se ha
convertido en una práctica rechazada por
la gran parte de la opinión pública y sobre todo por los activistas de protección
animal. Para algunos la caza es tradición, para otros es un deporte, hay gente
que la usa como modo de vida y otros lo consideran un acto de crueldad contra
los seres vivos.
Muchos cazadores
manifiestan que la caza de animales salvajes ayuda a los propios animales. La
caza en África genera millones de dólares, pero los safaris fotográficos
generan miles de millones. Aunque en España cada vez hay más gente que realiza
este tipo de safaris, la caza sigue siendo dominante en todo el territorio
nacional. La caza genera en España más de 3.635 millones de euros
de riqueza. No es un buen argumento el recomendar la caza por el
dinero que genera, lo importante está en la labor social que se realiza con las
actividades cinegéticas.
Sin la caza, no
se podrían controlar las poblaciones de jabalíes que en algunos sitios se han
convertido en una plaga, la agricultura sería imposible en muchos sitios de
España, las ganaderías porcinas se verían perjudicadas sanitariamente y las
carreteras serían un peligro. Esto afecta a las personas que viven en zonas
rurales y cuyas vidas dependen del campo; en las ciudades, que es donde están
los “verdes urbanitas” y los activistas ecológicos radicales, no hay estos
problemas. Es fácil criticar la caza desde el punto de vista ético y moral
cuando a nosotros no nos afecta. Pero si pensamos que no es ético matar
animales salvajes, ¿por qué no puede ser
ético que una persona defienda su ganado o cultivo?. Si encima hay gente
que está dispuesta a acabar con esos animales pagando y realizando aportes
económicos hasta 18 subsectores que tiene la caza, impulsando el crecimiento en
las zonas rurales, el turismo, genera actividad empresarial y tiene una enorme
influencia en la socioeconomía.
Hay que cuidar el medio de forma que la caza afecte de manera positiva |
La caza
sostenible es el aprovechamiento continuado en el tiempo de las especies de
caza como recurso natural renovable, de manera que no se perjudique a las
especies ni el medio en el que se encuentran. Ningún cazador con coto quiere
eliminar a toda la población de esa zona, al revés, quiere cuidarla. Si la caza
es llevada de una manera sostenible, puede contribuir positivamente a la
conservación de las especies y sus hábitats, a la vez que beneficia a la sociedad.
Pero no hay que usar el término sostenible en exceso, hay prácticas cinegéticas
muy dispares las cuales podrían ser o no realmente sostenibles.
Hay que cuidar el medio de forma que la caza afecte
de manera positiva, tanto en su ejercicio como en su gestión a las
poblaciones cinegéticas, a las poblaciones no cinegéticas y a la conservación
del medio natural en su conjunto. En cuanto se afecta negativamente a uno de
los tres, la caza deja de ser sostenible y es un problema.
El control de
poblaciones es necesario, muchos animales al no tener depredadores crecen
desmesuradamente causando daños en los ecosistemas y perjudicando
económicamente y físicamente al hombre. La caza es la forma más natural y menos
dañina para erradicar el problema.
Si no queremos
que desaparezca el medio rural ni la gente que lo habita, hay que dejar que
estas personas mantengan su modo de vida y aquí entran tanto la caza como la
agricultura, la ganadería, el turismo rural, las cooperativas, las industrias
rurales. Estas actividades reportan un dinero que es necesario para
ayuntamientos, comunidades y familias del entorno rural y sobre todo de los
parques nacionales. No por más cazar nos
vamos a quedar sin animales; todo está bien regulado y sancionado para aquellos
que se saltan las normas.
Es evidente que
la caza de trofeos puede ayudar a la conservación de las especies y sus
hábitats, las personas que se preocupan por el medio ambiente, el destino de
los animales y por las actividades cinegéticas no deberían preguntarse si se
debe cazar o no, si no cómo se debe manejar esta actividad. Como en todos los
colectivos, hay ovejas negras (y no porque haya inconscientes conduciendo se
van a prohibir los coches) y no por ello se debe criticar al resto de cazadores.
No hay que olvidar que los buenos
cazadores siempre han sido primeros y principales conservacionistas y
ecologistas.
Antonio Gil-Delgado
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