LA ENERGÍA
RENOVABLE ESTÁ DE MODA,
PERO HUELE MUCHO A GAS
En España siempre hemos sido muy dados a las creencias y mitos populares. Que si Franco tenía menos estatura que Alfonso Rus, que si Al-Ghandour (arbitro de los funestos cuartos de final del ´02) era más coreano que Samsung o que si Rajoy y Bárcenas compartían secretos de alcoba. Pero sin lugar a dudas una de las creencias mejor asentadas es el liderazgo que ostentamos en energías renovables, un sector fundamental para el futuro de nuestra energía, ya que no contamos con yacimientos de petróleo ni bolsas de gas. España, líder y pionera en el mundo en energía renovables es uno de los titulares que más hemos podido escuchar en la prensa desde el boom del CO2 y la capa de ozono de Al Gore. Y sin lugar a dudas esta creencia tiene su correspondiente fundamento que lo respalda. Según el último Reporte de la Situación Mundial de las Energías Renovables 2015 de Ren21 España es uno de los 20 líderes mundiales en producción de energía renovable; también el 20% de la demanda del país es abastecida por la energía eólica. Palmada en la espalda. Pero ahora me asalta la duda: ¿Y el 80% restante de donde proviene? Según Red Eléctrica Nacional entre el 2011 y el 2015 una media del 62.6% de la energía en España ha provenido de combustibles fósiles, adquiriendo un especial protagonismo el gas, el cual importamos.
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Fuente: Ovacen.com |
Para más
inri otro dato sorprendente, pero nada alentador, que nos aporta el Informe
sobre el Estado de la Unión Energética (State of the Energy Union): España se
encuentra 17 puntos por encima de la media de la UE28 en dependencia de
combustibles fósiles. Es más, en los últimos 20 años, el consumo de gas natural
se ha triplicado, desde el 7.7% al 22% del consumo bruto nacional de energía.
Independientemente del impacto económico que tiene en un país la alta
dependencia en la importación para la producción de energía, hay otro aspecto
fundamental a tener en cuenta. La UE introdujo en 2005 el mercado de derechos
de emisión, o popularmente conocido como CO2, un instrumento de mercado mediante
el cual se crea un incentivo o desincentivo económico para mejorar la
sostenibilidad medioambiental de todos los países miembros. En otras palabras,
si contaminas más de la cuenta, pagas. ¿Qué repercusiones tendrá esto en
España? Aún es pronto para estimarlo, pero según El País entre 2008 y 2012
el Gobierno gastó más de 800 millones en adquirir derechos de emisión. Teniendo
en cuenta esta cifra y el incremento que hemos experimentado estos últimos años, que cada uno saque sus propias conclusiones.
¿Dónde deja
esto al orgullo patrio de la energía renovable? Parece ser que nos hemos
alejado un poco del camino, ya que desde el 2012 tenemos la misma capacidad instalada de producción de
energía. Así lo corrobora la IRENA (International Renewable Energy Agency).
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Fuente: Ovacen.com |
Siempre decimos
que queremos un mundo mejor para nuestros hijos, pero frecuentemente olvidamos
a los nietos. No fantaseo simplemente con la libertad económica que supondría
una cada vez menor dependencia en la importación de combustibles fósiles.
Fantaseo con, en un futuro lejano, donde estos se hayan agotado, con un país
pionero e innovador en energía limpia, sustentable y eficiente, con un modelo
energético ilimitado y autosostenible. Esto sin lugar a dudas es una prueba de
fondo, y para llegar a la meta debemos ir construyendo paso a paso, con
unas políticas de gobierno medioambientales y energéticas enfocadas a este
objetivo y no a un afán recaudatorio, como Daniel Lacalle nos cuenta. La energía renovable está de moda, pero
huele mucho a gas.
Guillermo González
Guillermo González
PD: Me gustaría
dedicar unas palabras al que, hasta recientes eventos que ocasionaron su
dimisión (Panama Papers), era mi homólogo en funciones. Mi compañero de gabinete Amadeo
Lora, Ministro de Justicia de AOM, seguro nos podrá contar más al respecto, pero
me gustaría llamar la atención sobre lo que a mi parecer es un principio
fundamental e inalienable de la democracia y la libertad sin el cual sería
incapaz de entender las mismas: la presunción de inocencia en la que eres inocente hasta
que se demuestre lo contrario. Sin embargo, en nuestro país se ha establecido
entre la clase política, la prensa y la ciudadanía en general, un sentido
retorcido y pervertido de la justicia y la moralidad. A mí me gusta
llamarlo suposición de culpabilidad: eres culpable hasta que se demuestre lo
contrario. Una sociedad en la que cualquier ciudadano puede emitir juicios de
valor por afán de validación o justificación moral y personal me parece que es
un grito de SOS. Mi más sincero ánimo y apoyo al Sr. Ministro José Manuel Soria.
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