El Ala Oeste de la Moncloa: La ingeniería genética como clave de la agricultura moderna

viernes, 13 de mayo de 2016

La ingeniería genética como clave de la agricultura moderna

LOS ALIMENTOS TRANSGÉNICOS NO PUEDEN PARAR EL HAMBRE
EN EL MUNDO, PERO SERÍAN LA MEJOR ARMA PARA COMBATIRLA

La manipulación genética ha llegado a nuestra mesa. Es el momento de cambiar la forma en que consumimos los alimentamos, y no me refiero a la receta, sino a aceptar que la modificación genética es el futuro. La próxima vez que usted vaya al supermercado, mire bien que compra porque podría ser un producto transgénico y la inmensa mayoría de la población está desprevenida y desinformada.

Hay mucha polémica entorno a los organismos modificados genéticamente (OMG) y en la UE se libra una batalla sobre si se autoriza el uso de alimentos transgénicos (AT), mientras que en otros lugares como Asia o EEUU ya son una realidad. Organizaciones como Green Peace se oponen a esta tecnología y solicitan su prohibición total. Muchos piensan que no hay suficientes comprobaciones, sin embargo todos los AT están regulados por la FAO y el CODEX Alimentario. Detrás de todos los OMG hay un mínimo de 10 años de investigación y tanto productos convencionales como transgénicos pasan los mismos controles de calidad y sanidad, teniendo en cuenta que los transgénicos además tienen los suyos propios.

Estos alimentos surgen debido a la biotecnología (agroalimentaria), que consiste en usar seres vivos con el fin de generar productos agroalimentarios. Todo cuanto consumimos son productos animales o vegetales que, o nos comemos directamente o se pueden modificar mediante fermentación con microorganismos (antibióticos, vino, cerveza o pan), modificando el metabolismo de los mismos mediante recombinación genética. Otro ejemplo sería la insulina para diabéticos (sí, la insulina también es transgénica).

La humanidad ha tardado casi 10.000 años en conseguir una producción de alimentos con el nivel actual de 5.000 millones de toneladas al año. Si hacemos caso a los modelos de crecimiento poblacional de la FAO, habría que duplicar la producción a mediados del siglo XXI y no podrá hacerse a menos que los agricultores de todo el mundo tengan acceso a los continuos avances de la tecnología y la biotecnología. Si la población mundial se duplica, con las mismas variedades de alimentos, necesitamos el doble de espacio dedicado a campos de cultivo, el doble de agua, el doble de abono y el doble de impacto sobre los recursos y los espacios naturales. ¿Cómo podríamos aumentar la producción sin avances tecnológicos? No quiero pensar qué pasaría, si además de no usarlos, diéramos un paso atrás y la agricultura fuera ecológica. (no dejes de leer el texto donde traté este problema).


La biotecnología favorece el desarrollo sostenible de la agricultura, pesca y caza. Permite mejorar las propiedades de conservación y durabilidad de los productos cosechados -por ejemplo la patata innate- y mejora la calidad alimentaria como sucede con el arroz dorado que incorpora la vitamina A. Esto evita ciertas enfermedades precisamente en los países menos desarrollados que basan su dieta en este cereal. Al principio Greenpeace estaba en contra y formaron campañas contra los transgénicos fruto de la desinformación. Más tarde, en 2013, su co-fundador Patrick Moore lanza la campaña ‘Allow Golden Rice Now!’, a favor del arroz dorado.

El arroz dorado (OMG de 2ª generación: modificaciones de rutas metabólicas) está libre de patente y es gratuito para fines humanitarios (si España quisiera cultivarlo, tendría que pagar). Está financiado por la empresa SYNGENTA la cual ofrece su producto gratuito siempre y cuando el fin sea humanitario. Esta variedad de arroz es clave para la lucha contra la muerte infantil causada por el déficit de la vitamina A. Hoy en día está avalada por la Comisión Europea o la Royal Society de Medicina (Reino Unido) entre otros.

Algunos piensan que la ingeniería genética es ”algo capitalista que amenaza las bases de la vida, sin embargo esta ciencia está al servicio de la humanidad y de los más necesitados. Gracias a la Revolución Verde del doctor Borlaug, quien estudió y diseñó técnicas de mejora vegetal que permitieron aumentar de forma excepcional la producción de trigo y maíz, se salvaron millones de vidas en todo el planeta.

La ingeniería genética es la clave de la agricultura moderna. Es capaz de responder a las necesidades actuales de producción y consumo y toma el relevo, superando lo que a lo largo de la historia ha sido una mejora genética casual o dirigida, con mutaciones e hibridaciones de estimable valor para la producción agraria. Si estudiamos la historia de la agricultura y la ganadería, ésta se basa en la mejora genética a base de hibridaciones y cruces entre razas para obtener plantas y animales cada vez mejores y más adaptados a las necesidades de consumo humano.

Con los transgénicos no se acabaría el hambre en el mundo, ya que ese problema se resolvería mediante un reparto adecuado de los alimentos. La distribución de los excedentes alimentarios es un problema político y no técnico. Los transgénicos no pueden parar el hambre, pero serían la mejor arma para combatirla. El uso de cultivos modificados es la mejor forma de mantener a la población alimentada y al mismo tiempo preservar los espacios naturales.

Antonio Gil-Delgado

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