El Ala Oeste de la Moncloa: ¿Cambio climático?

martes, 24 de enero de 2017

¿Cambio climático?

 ESTE TAN SIGNIFICATIVO CAMBIO, QUE MUCHOS QUE VIVAN EN EL MEDIO RURAL
PODRÁN APRECIAR, LLEVA CONSIGO UNAS MUY GRAVES CONSECUENCIAS
A LA HORA DE PRODUCIR NUESTRA PRECIADA MATERIA PRIMA

Siendo este mi primer artículo como Ministro de Agricultura y Medio Ambiente en El Ala Oeste de La Moncloa, quiero mostrar mi nostalgia y preocupación por el futuro de nuestros campos españoles, pues escribo estas líneas desde Colorado State University en los Estados Unidos de América, estando aquí por razones que no me toca enumerar pues es deber del Ministro de Educación (y a ciencia cierta estaré de acuerdo con él).

Como primer artículo del año 2017 y estreno de mi puesto, me siento en una situación de responsabilidad muy grande. Quería hablar de muchos temas como la PAC, ecologismo radical, las últimas decisiones sobre las especies invasoras de los ríos… Ciertamente hay un grandísimo abanico de debates abiertos hacia las decisiones tomadas para (o en contra de) nuestro medio rural, muy criticables muchas de ellas… No obstante, en este artículo primero, no he considerado meterme en materia detalle sobre leyes, si no en un tema mucho más global y “actual”; el cambio climático.

¿Qué está pasando en el campo? Considero que NO es mi deber concienciar a nadie sobre el uso del coche eléctrico, diésel, empujado por burros o por propulsión magnética; realmente ese no es un debate serio ni científico en ninguno de los casos. La realidad científica sobre este cambio que es real y que se está produciendo es porque el mundo está en continua evolución, y este último caluroso coletazo viene de muchos años atrás. Según los datos oficiales de la NASA nuestro planeta se encuentra en el momento más cálido desde 1880 aumentando 0,8º Centígrados. Aunque parezca un dato ridículo, es muchísimo. Este tan significativo cambio, que muchos que vivan en el medio rural podrán apreciar, lleva consigo unas muy graves consecuencias a la hora de producir nuestra preciada materia prima.



La consecuencia más evidente no es la desertificación ni mucho menos, pues eso sería lo último en llegar (sin ponernos demasiado catastrofistas). Lo principal del campo es el agua, y al calentarse la tierra -según en qué parte del globo se encuentre-, puede hacer que este bien tan preciado escasee más de lo que ya lo hace. Al ser el agua un bien excesivamente “caro”, los costes de producción subirían por las nubes y en resumidas cuentas los precios finales harían de la sociedad en la que vivimos la debacle. Y eso es solo el principio… Una tragedia griega en toda regla vaya.

Pero como enumerar las consecuencias no me va a hacer más feliz ni a ustedes interesarse por mis artículos, voy a hacer lo que siempre me han enseñado; dar soluciones realistas. Como bien he dicho anteriormente, no considero realista la destrucción total de los combustibles fósiles, una reacción lógica consiste principalmente en una gestión adecuada de los recursos acuáticos junto con unas recomendaciones para el conjunto de agricultores. Al hacer tanto calor las estaciones dan la sensación de venir “retrasadas”, pues no es normal presenciar, como ha ocurrido este año, el campo a finales de octubre completamente agostado, y por otro lado llover tanto como esta última primavera hasta más bien tarde. Haciendo por ejemplo que la almendra se haya quedado tan húmeda a principios de agosto y tan pequeña a finales del mismo mes.



Es competencia directa del Ministerio de Agricultura el fomento de medidas tanto a grandes como a pequeñas explotaciones agrarias el uso de esta información para su beneficio personal, pues si el campo no crea riqueza ¿quién nos va a alimentar de forma gratuita? Las medidas son muy sencillas, contratar (que no crear, pues ya existe) a un equipo de climatólogos que trabaje con Ingenieros Agrónomos competentes para crear información inmediata sobre la siembra, recolección, alimentación animal etc... Que sea proporcionada directamente a los agricultores de este país. De esta forma se estaría garantizando una correcta inversión del dinero para beneficio de los contribuyentes, y no en favor de juntas autonómicas infestadas de funcionarios chupa sobres que largan la oficina a la hora de comer.

Leopoldo Rodriguez-Jurado

1 comentario:

  1. Con el debido respeto a usted y a su Gobierno, señor Ministro, permítanme en primer lugar felicitarles. Felicitarles por tan interesante iniciativa, y por dejarnos creer a los más viejos, y a los que el sol y la escarcha nos han arañado la piel en umbrías y en cortijos, en majadas y en portillos, en serranías y en llanadas, que todavía quedan hombres en España. Hombres cuyo interés no son los tatuajes de Sergio Ramos, las operaciones de alguna momia o las correrías sexuales de ésta o aquélla suripanta. Felicitarles y desearle a usted una larga y feliz estancia, allá por tierras del Nuevo Mundo. Decirles además que el ala oeste de la Moncloa es donde se ubica el despacho del Presidente del Gobierno. Si no la más bonita, sí la que da a la cuenca del Manzanares, desde donde se ven inmensos bandos de palomas, gaviotas –sí, gaviotas- y todos los bandos de aves migratorias, que a lo largo de todo el año, sobrevuelan esa orilla para orientarse. Gracias, pues y cuenten con este interesado seguidor de ustedes.
    Interesado pero crítico, que apreciar las buenas intenciones no ha de significar el ferviente aplauso y el sombrerazo a espalda doblada. Y por eso me permito disentir de Su Excelencia. Permítame, en primer lugar solo una cuestión. Pero una cuestión que no es baladí y por la que probablemente me van a desollar en la plaza pública: ¿A qué cambio climático se refiere Su Excelencia? ¿Respecto a qué, a cuando o a cuánto ha cambiado el clima? ¿Quién le ha dicho a Su Excelencia que el clima es algo estable, lineal, permanente e invariable? ¿Quién ha dicho que tal día de enero tiene que hacer tal temperatura, que tal día de abril tienen que caer tantos litros o que en tal semana de marzo tiene que soplar el cierzo? Si Su Excelencia no me dice otra cosa, el clima es un conjunto de variable combinadas que, en la medida en que cada una de ellas haga notar su peso, variará hasta extremos insospechados: presión, temperatura, régimen general atmosférico, corrientes marinas, erupciones volcánicas, proximidad al mar, relieve, disposición de las cordilleras, mareas, posición de la Tierra respecto al Sol, inclinación del eje terrestre, sequías, riadas… y otro par de docenas de variables, determinan el clima.
    Eso por un lado. Por otro ¿Quién le ha dicho a Su Excelencia que la NASA, ni nadie en este pequeño mundo, cuenta con datos fiables de clima de 1880? Si tenemos en cuenta que estos datos no se registran de forma regular -y no en todas partes- hasta bien entrado el siglo XX, tendremos que deducir que la NASA ha hecho una proyección. Lo cual no deja de ser asombroso: en mi mundo las proyecciones se hacen a futuro y no a pasado. Eso se llama Historia; y la Historia se escribe con datos… o con mucha imaginación. En todo caso, creo que la NASA tiene una capacidad casi ilimitada para sorprenderme.
    En cualquier caso, cuenten Su Excelencia y su Gobierno con mi más entusiasta apoyo y sepan que a partir de hoy seré un seguidor incondicional. Muchas gracias y buena suerte.

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