EL CAMINO A SEGUIR POR EL GOBIERNO CENTRAL Y LOS
AUTONÓMICOS DEBERÍA SER EL DE APOSTAR REALMENTE POR
LAS PYMES Y SU ÉXITO, NO HACERLES MÁS BARATO SU FRACASO
En los tiempos
de la Antigua Roma, existían numerosos oficios fuera de la clase patricia que
podían permitir a cualquier ciudadano de a pie llevar una vida acomodada y
apacible, pero sin duda el estilo de vida más icónico y prestigioso del Imperio
era el de legionario romano. Estos soldados de élite pertenecientes al cuerpo
de infantería de las temidas legiones eran ciudadanos de Roma que dedicaban 20
años de su vida a defender las fronteras o a aportar su granito de arena en las
gloriosas conquistas. Durante estos años eran cuidados con mimo por los
diferentes Imperator y al finalizar su servicio militar se les otorgaban
numerosas tierras como sustento para vivir en paz y tranquilidad. Hay una razón
muy sencilla para entender porqué los legionarios eran cuidados de esta manera.
El Senado y, más adelante, los diferentes emperadores entendían y comprendían a
la perfección que las legiones eran el
pilar fundamental del Imperio y que sin ellos, todos sus privilegios,
comodidades y poder desaparecerían. Hay un claro paralelismo que se podría
extrapolar a nuestra España contemporánea. Nosotros también contamos con un
pilar fundamental sobre el que se sustenta nuestra sociedad. Sin embargo, a
diferencia de los sabios romanos, no lo estamos cuidando. Hablo de las PYMES como el motor
de la economía española: constituyen el 99.98% del tejido empresarial, representan
el 65% del PIB español y generan el 66% de sus puestos de trabajo.
A raíz de la
eclosión de la crisis en España hemos visto como han proliferado términos como
“emprendedor” o “start up”. Muchos ciudadanos, debido a la contracción del
mercado laboral y a la necesidad de conseguir ingresos, decidieron poner todos
los ahorros de su vida en juego para ver cumplido su sueño de crear su propio
negocio, de ser el impulsor de la recuperación económica y una fuente de
creación de empleo. Y esto se ve reflejado en su aportación al mercado laboral
español.
Según los datos
publicados en el informe de Junio de CEPYME
(Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa), dos de cada tres
empleos creados en el último año corresponden a puestos generados por pymes, lo
que remarca la aportación fundamental del pequeño y mediano empresario en el
avance, crecimiento y expansión de la economía. El problema deriva cuando
sacamos a relucir unos datos escalofriantes
en contraposición a la aportación de las pymes: El 70% no llega a los 5 años de
vida y un 32% cierra sus puertas en su primer año. ¿Cómo puede ser posible?
¿Cómo permitimos que nuestro motor tenga
un índice tan alto de fracaso? ¿Cómo justificamos que los generadores de dos
tercios del PIB estén tan desamparados?
Las legiones romanas eran el pilar fundamental del Imperio |
Porque, como a
mí me gusta ponerlo, el emprendedor recibe lo negativo de ser empleado y de ser
autónomo. Largas horas de trabajo combinado con el alto coste asociado a una
pyme: impuesto de sociedades, IVA, seguridad social, costes asociados a la
operación de la empresa y como nos descuidemos un impuesto sobre el oxígeno. Es
cierto que con el ajuste contable introducido por el Sr. Montoro en su última
reforma fiscal se permite a las pymes, mediante la reserva de capitalización,
eximir de tributación hasta el 10% de sus beneficios, pero no considero que ese
sea el camino.
El camino a
seguir por el Gobierno Central y los Autonómicos debería ser el de realmente
apostar por las pymes y su éxito, no hacerles
más barato su fracaso. Y esto no debe de ser necesariamente mediante más
financiación, ya que cuando en España el 41% de la inversión en I+D+i es
pública, en países como Finlandia o Reino Unido este solo represente el 29%,
modélicos en el cuidado
de sus pymes. Es decir, la gran mayoría de la inversión proviene del sector
privado y es ahí donde tenemos un gran
margen de mejora. De ahí que el papel a desempeñar por el Gobierno debería
de ser el de demostrar una confianza sólida y un apoyo institucional a todos
los niveles a las pymes. La creación de un fondo de seguridad, con capital
aportado por el Estado y un pequeño porcentaje por las pymes suscritas al
fondo, destinado a compensar a aquellos inversores cuyas pymes no sean capaces
de salir hacia delante sería un buen paso para aportar una tranquilidad, estabilidad y seguridad al capital privado
necesario para potenciar e invertir a un nivel exponencialmente mayor. Pero
claro, la pregunta final es: ¿De dónde sacaría beneficio el Estado con este
tipo de medidas? Vaya, vaya… ¡Cierren filas legionarios!
Guillermo González
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