LAS RELACIONES ENTRE ESPAÑA Y
CHILE GOZAN HOY DE UNA MAGNIFICA
SALUD, Y POR ELLO HAY QUE BRINDAR POR LA
HISTORIA QUE LOS UNE,
POR EL PRESENTE QUE LES MOTIVA Y POR EL FUTURO QUE LES
DEPARA
En una carta escrita por Miguel
de Unamuno a su amigo José Luis Ross Mujica, periodista chileno y cónsul de su
país en España a principios del siglo XX, le indicaba que habían existido dos
grandes proezas mundiales que el pueblo vasco podía atribuirse orgullosamente.
Una de ellas, como no, era la constitución de la Compañía de Jesús por San
Ignacio de Loyola, y la otra, la República de Chile.
Al igual que ocurre con el resto
de los países Iberoamericanos, Chile comparte con la Madre Patria fuertes lazos
históricos, culturales, religiosos, lingüísticos, culinarios y, ante todo,
familiares. Como hijo de padre español y
madre chilena, puedo dar fe de ello. Hoy en día basta con preguntar a
un chileno por su apellido para comprobarlo. Larraín, Errazuriz o Eyzaguirre forman
parte de la innumerable herencia heráldica que España, y más concretamente el
País Vasco, ha dado al pueblo chileno. Esa herencia también se ha
reflejado en el folclore. Es difícil tarea diferenciar la indumentaria de un
traje campero jerezano con la de un huaso chileno, la empanadilla gallega con
la empanada de pino chilena e incluso, aunque menos evidente, la jota aragonesa
y andaluza con la cueca.
El buen y estable desempeño de
la economía chilena durante los últimos años, los bajos índices de desempleo,
siendo un referente en la región y la negativa coyuntura económica que atravesó
España hasta el año 2012 han posicionado a Chile
como el cuarto país con mayor número de Españoles residentes en el extranjero
dentro de Iberoamérica, con un total de 62,000 personas.
Chile, país de extremos de norte a sur, bordeado al este por la colosal cordillera
de los Andes; aislado al norte por uno de los desiertos más áridos del mundo,
el Atacama; inundado al sur por sus extensos lagos, gélidos glaciares
patagónicos y activos volcanes; y refrescado al poniente con el vasto Océano Pacífico,
no se ha mostrado impasible frente al
aislamiento que su geografía le ha impuesto con el resto del mundo.
Esa fuerte herencia con España
han hecho de Chile un perfecto aliado comercial y político en Iberoamérica, al
igual que Chile ha encontrado en España un fuerte aliado para sus intereses en
Europa. Según palabras de S.M el rey Juan Carlos en su visita a Chile en 2012:
“Podéis contar con que España seguirá
siendo el mejor defensor de los intereses Chilenos en la UE”.
España ha actuado como un sólido pilar sobre el que se ha cimentado la economía chilena |
Afirmar que la actividad empresarial española en el extranjero, y más concretamente en
Iberoamérica, es el principal
exponente de que España es una potencia internacional que ha contribuido al desarrollo de dichas regiones, no es ningún
disparate. Tal y como EE.UU ha influido en la forma de vida de la sociedad
actual a través del cine o la música, España ha influido a través de
infraestructuras, la gastronomía, la telefonía o la energía, debiendo ser motivo de
satisfacción para todos los españoles.
Chile ha dado la espalda a su geografía aislacionista, rescatando de
su herencia española ese espíritu aventurero para conquistar una mayor
prosperidad económica y social a través de tratados de libre comercio y
alianzas estratégicas con varios bloques económicos, tal y como se ha reflejado
recientemente a través de la firma para la creación de la mayor zona de libre comercio del mundo o la creación de la Alianza del Pacífico de la que España, por cierto, participa como miembro observador.
España debe aprovechar esos fuertes vínculos con Iberoamérica, comunidad de casi 600 millones de
personas, para potenciar su crecimiento
económico a través del comercio exterior, tal y como el Reino Unido ha conseguido
con la Commonwealth.
Ese mar que tranquilo le baña, y
promete futuro esplendor a Chile ya no es solo un destello de ilusiones, sino una luz de oportunidades que lo
posicionan como principal aliado comercial y un sólido trampolín que España puede y debe utilizar para que así
pueda consolidarse como una de las economías europeas más activas en Iberoamérica
y el Arco del Pacífico.
Las relaciones bilaterales gozan actualmente de una magnifica salud, aunque no siempre fue así. Por
ello, hoy hay que brindar por la historia que los une, por el presente que les
motiva y por el futuro que les depara.
Francisco Zamarriego
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